La seguridad y el confort durante la conducción están relacionados directamente con el estado a largo plazo de tus neumáticos. Si están en mal estado, es cuestión de tiempo que ocurra una desgracia. Aproximadamente el 40 % de los incidentes relacionados con algún fallo imprevisto de los neumáticos, por ejemplo, están provocados por circular con los neumáticos poco inflados.
Para hacer frente a este problema, Continental ha desarrollado un Sistema de Monitorización de la Presión (TPMS) que funciona con los sensores de las ruedas y los sistemas de frenado para avisar al conductor cuando el nivel de presión en el neumático es bajo, con un piloto de aviso del salpicadero del coche.
El TPMS monitoriza de forma continua y fiable la presión de inflado en tiempo real. En caso de pérdida de presión por debajo del umbral de seguridad, avisa inmediatamente al conductor para que adopte medidas. Si se utiliza correctamente, el TPMS puede aumentar la seguridad durante la conducción al eliminar una causa frecuente de accidentes.
Impresionante, ¿verdad? Pues eso no es todo. Otra ventaja de esta valiosa característica de seguridad es que reduce el consumo de combustible de tu vehículo y las emisiones de CO2.
Si los neumáticos de tu coche están poco inflados tan solo 0,3 bar, por ejemplo, el vehículo consumirá un 1,5 % más de combustible y, en consecuencia, emitirá más CO2.
El TPMS tiene otras muchas ventajas:
Vamos a echar un vistazo a los entresijos del sistema de monitorización de la presión. ¿Cómo funciona?
Realiza las lecturas directamente del neumático. Los sensores con baterías se montan en la llanta y se integran en la válvula para medir la presión del neumático. Los datos se codifican y transmiten mediante una señal de alta frecuencia a un receptor. El dispositivo de control dispone de un software especial que posteriormente procesa la información y la muestra en el salpicadero del vehículo.
Efectivamente, gracias a estos sensores especiales, el conductor tiene el control total de cualquier cambio en la presión de los neumáticos. Y, lo que es más importante, se le avisa antes de que se produzca cualquier situación crítica.
El software del TPMS es tan sofisticado que, después de evaluar los datos recopilados, puede calcular a qué ritmo se pierde presión.
Posee otras funciones de software como, por ejemplo, proporcionar alertas estandarizadas al aproximarse a límites concretos, comparar de forma continua la temperatura de los neumáticos, identificar automáticamente los neumáticos y realizar comprobaciones de las ruedas de repuesto.
El TPMS puede distinguir si el vehículo se encuentra detenido o en movimiento, y ajusta la frecuencia de los sensores en consecuencia.
Por ejemplo, si el vehículo se encuentra en movimiento, la presión y la temperatura de los neumáticos se monitoriza cada pocos segundos, y el TPMS envía las lecturas continuamente.
Sin embargo, si el vehículo se encuentra detenido, el TMPS realiza mediciones a intervalos más largos. Las lecturas se transmiten únicamente cuando se detecta algún cambio de presión.
La Comisión Europea ha aprobado una ley que obliga integrar sistemas de monitorización de la presión en los coches nuevos fabricados a partir de 2014.
Numerosos vehículos ya incluyen el TPMS en su equipamiento estándar. Estos sistemas pueden poner sus datos a disposición de otros sistemas del vehículo como, por ejemplo, el sistema de freno.
No obstante, aunque vehículo venga equipado con un TPMG, no debes dejar comprobar manualmente la presión de los neumáticos de vez en cuando. Continental recomienda comprobar la presión de los neumáticos cada dos a cuatro semanas como medida de precaución rutinaria.