Siempre que cambies los neumáticos por otros nuevos y monten las ruedas de tu coche —por ejemplo, si has hecho lo más sensato y has cambiado tus neumáticos de verano por otros de invierno – es fundamental que se vuelvan a apretar las tuercas de las ruedas después de los primeros 50 kilómetros.
¿Por qué debería hacerlo todo conductor responsable? La clave está en la seguridad vial. Las tuercas de las ruedas mantienen las ruedas firmemente sujetas a los cubos, por lo que son un componente esencial del vehículo. Pero las tuercas de las ruedas no pueden tener el comportamiento para el que se han diseñado si no cuentan con la sujeción adecuada.
El par de apriete es la unidad de medida de la fuerza de torsión aplicada a las tuercas de las ruedas. Los mecánicos garantizan que cada tuerca de la rueda se aprieta según las especificaciones del fabricante del vehículo cuando se coloca una rueda por primera vez. Pero, además, es necesaria una segunda revisión de seguimiento.
Esto se debe a que, transcurrido un tiempo razonable, las tuercas de las ruedas se verán sometidas a las tensiones y fuerzas que normalmente sufre cualquier coche al utilizarse cada día.
Dichas tensiones incluyen el hecho de soportar el peso del vehículo, los efectos de rotación de la conducción, los ciclos de calentamiento y enfriamiento, y los impulsos producidos por los baches de la carretera. Asimismo, pueden cambiar ligeramente los asientos de las tuercas de las ruedas, lo que puede tener como resultado el apriete o el aflojamiento de las mismas.
La presencia de tierra, arena, óxido o polvo entre las superficies como, por ejemplo, los perfiles de la tuerca, o entre alguna tuerca y la propia rueda pueden generar además «pares falsos» durante la colocación inicial, en la que la fuerza aplicada anula la fricción, si bien no se traduce en fuerza de sujeción.
Si las tuercas de las ruedas están demasiado apretadas, pueden provocar problemas graves como, por ejemplo, rayar la rosca de los tornillos o estirar los tornillos de las ruedas. Tal hecho puede también tener como consecuencia la deformación de los tambores de freno, de los rotores o de los cubos de las ruedas. Por contra, si las tuercas de las ruedas están sueltas, existe el pequeño riesgo de que la rueda se desprenda mientras se conduce. Las posibilidades de que esto ocurra son escasas pero, en caso de ocurrir, su seguridad y la de los demás usuarios de la vía se vería en peligro.
Cuando se montan ruedas nuevas o de repuesto por primera vez, la persona responsable debe apretar las tuercas de acuerdo con las recomendaciones del fabricante del vehículo. Estos detalles están incluidos en el manual del propietario y en la documentación del vehículo.
Después de haber recorrido aproximadamente 50 kilómetros con los neumáticos nuevos, se deben revisar las tuercas y, si es necesario, volver a apretarlas con los mismos valores que antes.
Sin embargo, no todos los automóviles tendrán los mismos requisitos de torque. Las diferentes marcas de vehículos requerirán diferentes cantidades de torsión para apretar sus tuercas correctamente y evitar causar daños.
Para aflojar o apretar correctamente las tuercas, se requiere una herramienta especial llamada llave dinamométrica.
El mecánico configurará inicialmente la llave dinamométrica a la mitad del par requerido y apretará cada tuerca de acuerdo con esta configuración. Luego, la configuración de la llave se ajusta para apretar todas las tuercas al par correcto.
Las tuercas de una rueda se aprietan en una secuencia específica para proporcionar el par de torsión adecuado. El orden correcto para cualquier rueda con cinco o diez tuercas es un patrón en forma de estrella. Mientras tanto, una rueda con solo cuatro tuercas se aprieta en forma de cruz.
