¿Sabías que se pueden inflar neumáticos empleando nitrógeno en lugar de aire? Cada vez más especialistas en neumáticos y talleres ofrecen esta alternativa, y se ha hecho popular entre los aficionados a la conducción. Pero, ¿cuál es la verdadera ventaja de utilizar neumáticos inflados con nitrógeno en las ruedas? ¿No se trata de una práctica propia del automovilismo? Lee y verás.
Como nos encanta recordar a nuestros clientes, Continental diseña y fabrica neumáticos que proporcionan muchos kilómetros con un comportamiento excelente. No obstante, los propietarios de los vehículos son también responsables de comprobar los neumáticos de vez en cuando. La norma más sencilla del cuidado de los neumáticos a largo plazo es que mantenerlos con la presión adecuada.
El fabricante de tu coche especifica la presión presión óptima de inflado del neumático; dichos datos figuran o bien en el manual del vehículo o dentro de la puerta del lado del conductor. Continental recomienda comprobar la presión de inflado, como mínimo, una vez cada dos semanas (sobre todo, antes de iniciar un viaje largo por carretera)
Entonces, ¿qué pinta el nitrógeno en todo esto? Cualquier gas se expande al calentarse y se contrae al enfriarse, y esto resulta evidente en el interior del neumático más que en ninguna otra parte.
La presión de inflado aumenta y desciende dependiendo de los cambios de temperatura; un cambio de 12 ºC en la temperatura supone un cambio en la presión de 0,68 bares (1 psi o libra por pulgada cuadrada). Por este motivo, es mejor comprobar la presión de los neumáticos a primera hora de la mañana antes de que el calor del sol (o el calor generado durante la conducción) haga que aumente la temperatura. Las lecturas en frío de la presión del aire son más precisas.
En tal situación, los neumáticos inflados con nitrógeno tienen la ventaja de que el gas nitrógeno no soporta la humedad ni la combustión. Comparado con el aire ambiente, que contiene aproximadamente un 78 % de nitrógeno, un 21 % de oxígeno, además de gases diversos, el nitrógeno puro es un gas inerte no inflamable. Básicamente, es aire seco cuando se elimina todo el oxígeno.
Gracias a dichas propiedades inertes, los neumáticos inflados con nitrógeno resultan ventajosos para aquellas aplicaciones de servicios altamente especializadas en entornos exigentes como, por ejemplo, en la industria aeronáutica, en la minería o la construcción.
Los neumáticos inflados con nitrógeno se utilizan también en el automovilismo profesional. El nitrógeno seco minimiza las variaciones de la presión de los neumáticos, por lo que los neumáticos inflados con nitrógeno se utilizan en el automovilismo profesional, donde el más mínimo cambio de presión puede afectar al comportamiento cuando se conduce un vehículo de altísimas prestaciones a velocidades extremas.
Aquí llega la pregunta del millón: El nitrógeno, ¿es adecuado para tus neumáticos? La clave del asunto es que inflar neumáticos con nitrógeno no es necesario para el uso diario de cualquier turismo. Podría considerarse incluso un gasto de dinero un tanto frívolo.
En resumen, inflar los neumáticos con nitrógeno no es perjudicial. Además, la presión en bares se mantiene a largo plazo. (Los neumáticos inflados con aire corriente pierden presión mediante la permeabilización un poco más rápidamente.)
Pero, para la mayoría, el nitrógeno no supone ninguna diferencia en aquellos casos de pérdida de presión a causa de pinchados, fugas de la cubierta, de la válvula u otras fugas mecánicas. No tienen ninguna ventaja aparente respecto a los neumáticos inflados con aire, incluso en términos de factores de comportamiento como la resistencia de rodadura, el ahorro de combustible y la antigüedad del neumático.
Hacemos hincapié una vez más: comprueba la presión de los neumáticos con regularidad. Si la presión es inferior a la recomendación del fabricante, hay que volver a inflar el neumático —ya sea con aire o, si lo prefieres, con nitrógeno— hasta que tenga la presión adecuada.
Para tu seguridad, no debes conducir usando neumáticos que estén poco o demasiado inflados. Podría generar una tensión y un calor excesivos que podría tener como consecuencia un fallo catastrófico del neumático, y el riesgo de sufrir lesiones graves o incluso la muerte.
En caso de duda, consulta el manual del vehículo para tener datos completos relativos a las recomendaciones en cuanto a la capacidad de carga máxima. Además, considera la posibilidad de invertir en un Sistema de monitorización de la presión (TPMS, por sus siglas en inglés) para estar totalmente tranquilo.