Los neumáticos que circulan por vías públicas están obligados legalmente a tener un patrón de dibujo La función principal de un patrón de dibujo es expulsar el agua, lo que puede afectar a la zona de contacto con la carretera en condiciones húmedas, y proporcionar agarre y tracción.
Cuando se circula a gran velocidad por carreteras mojadas, se puede formar una cuña de agua entre el neumático y la superficie de la carretera. El neumático pierde contacto con la vía y el vehículo deja de responder al volante. Este fenómeno se conoce como aquaplaning o hidroplaneo.
Si los neumáticos no pueden agarrarse debidamente a la carretera durante el aquaplaning, esta falta de tracción tiene consecuencias importantes para la seguridad del coche. El conductor pierde el control del vehículo y es incapaz de frenar, de girar el volante o de acelerar.
El aquaplaning o hidroplaneo se da con mayor probabilidad cuando se acumula lluvia intensa en la superficie de la carretera. También puede ocurrir cuando el asfalto es tan irregular que hace que se formen grandes charcos de agua estancada.
Hay diferentes maneras de reducir las posibilidades de sufrir un accidente provocado por aquaplaning:
Es importante tener en cuenta que el hecho de contar con una profundidad del dibujo suficiente es vital no solo en situaciones extremas. A bajas velocidades, hay un mayor riesgo de sufrir un accidente o una colisión si los neumáticos están desgastados.
Unos neumáticos nuevos pueden dispersar hasta 30 litros de agua por segundo a una velocidad de 80 km/h. Pero la profundidad del dibujo se desgasta con un uso habitual. Por ello, los neumáticos dispersan bastante menos agua a medida que se reduce la profundidad del dibujo.
Si el dibujo de los neumáticos tiene solo 1,6 mm de profundidad, la evacuación del agua se reduce drásticamente.
Si la profundidad del dibujo todavía es de 3 mm, los neumáticos aún tienen capacidad para evacuar agua. Pero a partir esta profundidad, el riesgo de aquaplaning aumenta considerablemente. Además, una banda de rodadura gastada también afecta el rendimiento de frenado. Cuanto más desgastada esté la banda de rodadura de los neumáticos de un coche, más tiempo tardará en detenerse por completo, tal y como muestran los resultados de la prueba.
En los test de frenada realizados en la pista de pruebas de Continental, el Contidrom, con neumáticos con la banda de rodadura gastada hasta el mínimo legal de 1.6mm la distancia de frenada se incrementó en 6.9 metros comparándolos con neumáticos nuevos con 8 mm de profundidad de dibujo. Los neumáticos con una profundidad de dibujo de 3 mm solo tardaron 2,7 metros más en detenerse por completo.
Los neumáticos tienen un dibujo en todo su perímetro. Las medidas de la profundidad del dibujo se deben tomar (por ejemplo, utilizando un indicador de profundidad) en las ranuras principales que presentan los indicadores de desgaste (TWI, por sus siglas en inglés) en los neumáticos modernos.
En la mayoría de países de Europa, la profundidad mínima legal del dibujo para la seguridad del coche es de 1,6 mm; en ese momento, deben cambiarse los neumáticos.
Para garantizar que los neumáticos ofrecen el mejor rendimiento posible, considera la posibilidad de cambiar los neumáticos cuando lo necesiten. Asimismo, equipa las cuatro ruedas con neumáticos que tengan el mismo patrón del dibujo. Como mínimo, cada eje debería tener un par de ruedas con la misma profundidad de dibujo.
Para ayudar a determinar con mayor facilidad la profundidad del dibujo restante, Continental ha incluido «indicadores de mojado» entre las ranuras de la banda de rodadura de los neumáticos. Estos indicadores se encuentran a 3 mm de altura, y están ubicados entre los tacos del dibujo del neumático.
Si el dibujo que hay alrededor se ha desgastado hasta alcanzar el nivel de los indicadores, es el momento de poner unos neumáticos nuevos como medida de seguridad preventiva.
Tanto si los neumáticos son nuevos como si no lo son, los conductores deberían reducir la velocidad en superficies mojadas para minimizar el riesgo de aquaplaning.
Si se produjera una situación de aquaplaning —algo que puede ocurrir dependiendo de las condiciones meteorológicas y de la carretera y que el conductor no puede evitar—, se recomienda soltar inmediatamente el acelerador y pisar el embrague. No muevas el volante ni frenes bruscamente.
Sin embargo, si hay riesgo de una colisión o de un accidente grave, se debería activar de inmediato el freno de emergencia. En la mayoría de los casos, las ruedas traseras aún tendrán el agarre suficiente para frenar el vehículo.
Tan pronto como los neumáticos vuelvan a estar en contacto con la carretera y se haya recuperado la tracción, debería ser seguro conducir a una velocidad reducida.