Al preguntarle sobre su experiencia más memorable del Tour,, Jo Helsen no sabe qué contestar. Y no es porque no recuerde ningún momento especial, sino porque tiene demasiados. El consumado fan del ciclismo descubrió su pasión por el Tour de Francia siendo un niño, y desde entonces, su papel entre el público del Tour ha evolucionado a lo largo de los años. Sin embargo, aunque él es un apasionado del ciclismo con estrechos vínculos con el mundo del ciclismo profesional de su Bélgica natal, es consciente de que este deporte no es la única atracción principal: “No necesitas saber nada sobre el ciclismo, porque es mucho más que una simple carrera. Es el ambiente, los helicópteros sobrevolando, la caravana publicitaria que pasa, ver a los atletas subir una montaña con la fuerza de sus piernas... no se trata solo de ciclismo, es algo que no puedo explicar ni describir”.
Meinhard Meister y Heiko Grabowski, dos fans alemanes que han presenciado el Tour en directo casi cada año desde 2004, están de acuerdo en que se trata de algo más que una mera competición: “Cuando ves a la gente agolpándose en las calles, el orgullo en los ojos de los habitantes de los pequeños pueblos cuando el Tour pasa por delante de su localidad y las expresiones en las caras de los ciclistas al pasar... es una experiencia completamente diferente a lo que se ve en televisión” enfatiza Meister: “Una vez que lo has vivido, quieres volver todos los años”.
Para los fans alemanes, “volver” significa llegar con siete días de antelación a la etapa de montaña más espectacular para encontrar una plaza de aparcamiento en la subida para su autocaravana. El tiempo hasta que llega el pelotón se aprovecha explorando rutas pintorescas, cruzando los pasos de montaña de la región y por la tarde haciendo buenas migas con los vecinos de campamento. Durante su primer viaje, habían reservado habitación en un hotel, pero en cuanto vieron a los campistas con sus caravanas aparcadas en los Alpes Franceses lo supieron inmediatamente: “eso es lo que hay que hacer”.
Hasta el día de hoy, su momento favorito del Tour de Francia es la 13ª etapa en Alpe d’Huez. Meister recuerda el primer día que llegaron al pie del famoso ascenso: "Antes incluso de registrarnos en nuestro alojamiento, ya estábamos en nuestras bicicletas para experimentarlo por nosotros mismos. Con cada curva, nos emocionábamos más". A día de hoy, él y Grabowski, su compañero aficionado al ciclismo, tienen un sinfín de recuerdos del Tour, de la gente que conocieron por el camino, de los "vecinos de campamento" con los que compartieron desayunos, de los espectadores que les ayudaron a animar al pelotón el día de la carrera y, por supuesto, de las cumbres que pudieron recorrer en los días de descanso del Tour. "Te diviertes durante todo el día. Eso es el Tour", Grabowski resume así el atractivo de unas vacaciones de ciclismo y camping en carretera.
"Te acercas tanto a los ciclistas, más que en cualquier otra competición deportiva", añade, "sobre todo cuando suben lentamente por la montaña, puedes ver las emociones reflejadas en sus rostros, y se nota que sienten la presencia de los aficionados, el apoyo y los ánimos cada vez que les animan". Puede que los espectadores tengan un favorito, pero según Meister, no envidian el éxito de otros corredores: "Tal vez eso es lo que hace que el ambiente sea tan especial: este sentimiento de apoyo mutuo y entusiasmo".
Para Jo Helsen, un viaje por carretera a través del Tour de Francia es un viaje de trabajo. Recoge sus autobuses Volkswagen de época cuidadosamente restaurados y conduce hasta 6.000 kilómetros atravesando Francia en seis semanas. Ha seguido al Tour con su bar móvil, el Café Welkom on Wheels, todos los años desde 2009, excepto en 2020. Para él, no sólo es la mejor manera de vivir el Tour, sino también una oportunidad de compartir esa experiencia con espectadores de todo el mundo: "Tenemos música, tenemos un ambiente fantástico y, por supuesto, conocemos mucha gente nueva", resume. "El mundo entero está en nuestro bar, desde australianos a estadounidenses, pasando por alemanes y daneses. Vienen de todas partes del mundo para ver el Tour de Francia". El bar también ha recibido a una gran cantidad de celebridades, añade, "el pelotón, especialmente los equipos belgas, nos conoce. Vienen con sus invitados e incluso con sus ciclistas en los días de descanso". Sin embargo, codearse con ciclistas de fama mundial no tiene por qué ser el aspecto social más importante del Tour. Son los otros apasionados seguidores y la gente entre bastidores los que ocupan un lugar especial en el corazón de Helsen. Después de intercambiar cerveza por salchichas en miniatura con el equipo de promoción de Cochonou durante una avería de la caravana en 2010, entraron en contacto por redes sociales y acordaron reunirse de camino durante todos los años siguientes. Cuando la COVID impidió que el Café Welkom on Wheels se uniera al Tour del año pasado, intercambiaron regalos por correo. " No puedo evitar sonreír al hablar de ello", recuerda Helsen con cariño.
Aunque admite que ni él ni su inusual flota estaban preparados para esta ambiciosa empresa cuando se lanzó a la carretera, ahora son profesionales experimentados. La organización sin ánimo de lucro que fundó, llamada Les Amis Du Tour De France, cuenta ahora con "patrocinadores que nos apoyan y un equipo de diez personas que viajan con nosotros. Vamos con tres caravanas y un gran camión con todos nuestros suministros. Cuando subimos a la montaña, parecemos un gran circo. Tengo cuatro o cinco televisores, así que cuando estás en mi bar, puedes ver la carrera por televisión y en directo".
Puede que Jo Helsen no sea capaz de recordar su momento favorito del Tour de Francia, pero si le preguntan cuál es el mejor lugar de Francia para ver el Tour, no tarda en responder: "El Col de Peyresourde, en los Pirineos. Lo echo de menos. Incluso hablando de ello ahora, se me pone la piel de gallina, porque hace dos años que no voy. Para nosotros, es realmente como una vuelta a casa. Si quieres vivir el ambiente de lo que hacemos, tienes que buscarnos allá donde pase pase el Tour.
"¿Qué hace que este puerto de montaña en los Pirineos centrales sea tan especial? Además de la historia del Tour, también está el hecho de que el alcalde ha concedido al Café Welkom on Wheels un permiso por escrito para instalarse al lado de la ruta y que los lugareños siempre se detienen para tomar algo, y para probar el famoso guiso de carrillada de cerdo de Helsen, servido con patatas fritas belgas. Aunque también hay que destacar el atractivo de una etapa relativamente tranquila, en comparación con los Alpes franceses o los Campos Elíseos, por ejemplo. Los lugares de acampada allí no son aptos para las autocaravanas normales y "sigues estando en una parte de Francia en la que no puedes encontrar ninguna conexión y estás desconectado durante tres días, no puedes enviar un mensaje ni entrar en internet", señala Helsen, "eso también es algo que contribuye a la aventura. Esos tres días siempre son los mejores.
Ya sea para presenciar el Grand Départ en Copenhaguen, Dinamarca o, empaparse del ambiente en las etapas más concurridas de los Alpes, vivir una experiencia relajada en los pequeños pueblos de las etapas más remotas, o para alojarse en un camping en la zona urbana de París y estar presente en la línea de meta, no hay nada como presenciar el Tour de primera mano. He aquí algunos consejos que debes tener en cuenta al planificar un viaje en autocaravana a Francia.
Puedes ver más fotos increibles en la cuenta de Instagram de Les amis du Tour de France.