La primera regulación europea sobre dióxido de carbono (CO₂) para vehículos pesados tiene un objetivo muy simple: reducir radicalmente las emisiones de CO₂ de camiones, autobuses y autocares.
Para conseguir esto en toda la Unión Europea, el reglamento del Parlamento Europeo (UE) 2019/1242 entró en vigor el 14 de agosto de 2019. Está diseñado para complementar los estándares de emisiones de automóviles y ayudar a la industria del transporte por carretera a combatir el cambio climático en línea con el Acuerdo de París .
Como explica el Parlamento Europeo: “Proporciona un camino claro para reducir las emisiones de CO₂ del sector del transporte por carretera y contribuye al objetivo vinculante de reducir en la Unión al menos un 40 % las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en relación con 1990.”
Para lograr su objetivo, la regulación exige que los fabricantes de vehículos (OEM) establezcan objetivos de emisiones de CO₂ para todos sus vehículos. Para 2025, esto requerirá una reducción del 15 % en las emisiones medias de CO₂ de los vehículos pesados en comparación con la línea base de 2019-20. Para 2030, esas emisiones deberían haber caído un 30 % en comparación con 2019-20.
En un principio, esto solo se aplicaba a camiones con un peso bruto máximo de 16 toneladas o superior, fabricados a partir de enero de 2019. Desde enero de 2020, también se han incluido a los vehículos ligeros de reparto con un peso bruto de 7,5 toneladas o superior.
La regulación afecta a una amplia gama de camiones, desde dos ejes y superiores, tanto rígidos como articulados. Vehículos como estos contribuyen con el 70 % de las emisiones totales de CO₂ de los vehículos pesados. A finales de 2022, la regulación se revisará y probablemente se extienda también a remolques, autobuses y autocares.
El objetivo es simple. Según el Parlamento Europeo: “Este enfoque gradual proporciona también una señal temprana y clara para que la industria acelere la introducción en el mercado de tecnologías energéticamente eficientes y vehículos pesados de cero y bajas emisiones”
Aquellos OEM cuyas emisiones medias excedan la trayectoria marcada serán penalizados con tasas especiales por emisiones.
Nuestra dependencia del transporte por carretera hace que los camiones, autobuses y autocares generen el 6 % de todas las emisiones de carbono de la Unión Europea. Representan casi una cuarta parte de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO₂) del transporte por carretera.
Y estas emisiones tienen una trayectoria ascendente. La demanda de transporte por carretera, una industria conocida por su dependencia de los combustibles fósiles, está aumentando. El Parlamento Europeo afirma que el 25 % de las emisiones de CO₂ de la UE atribuibles al transporte son generadas por vehículos pesados. Según la Comisión Europea: “Sin otras medidas, se espera que la proporción de emisiones de CO₂ de los vehículos pesados crezca alrededor de un 9 % entre 2010 y 2030.”
A pesar de estos hechos, hasta ahora no ha habido un requisito de reducción de emisiones de CO₂ para vehículos pesados. Hay indudablemente, necesidad de que haya algo así, como el Parlamento Europeo concluyó en 2019: “Para contribuir a los objetivos del Acuerdo de París, se debe acelerar la transformación de todo el sector del transporte hacia las cero emisiones.”
El Acuerdo de París, incluido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se firmó en 2016. Su intención es limitar el aumento medio de la temperatura global de los niveles preindustriales a menos de 1,5 °C.
Para controlar esto, las emisiones de dióxido de carbono deben reducirse radicalmente. Si la UE quiere alcanzar esa reducción del 60 % en 2050 a partir de los niveles de 1990, es vital centrarse en los vehículos pesados.
Además de estas consideraciones medioambientales, hacer que los vehículos pesados sean más eficientes tiene otros beneficios. Alentar a los fabricantes a reducir las emisiones de CO₂ desarrollando nuevos vehículos de cero emisiones, contribuirá a mejorar la competitividad de los fabricantes de vehículos europeos en el mercado global.
La transparencia que conlleva esta regulación permitirá a las compañías de transporte comparar instantáneamente las ofertas de diferentes fabricantes. Esto les ayudará a tomar mejores decisiones de compra. Eso, a su vez, debería reducir la factura del combustible que para la mayoría de los vehiculos pesados representa aproximadamente un tercio (30 %) de los costes operativos totales.
Proponer una regulación es la parte fácil. Encontrar un medio para hacerla cumplir no es tan sencillo. Por esa razón, VECTO lleva años preparándose.
Abreviatura en inglés de Herramienta de Cálculo del Consumo de Energía del Vehículo, VECTO es un programa de simulación asistido por ordenador. La Comisión Europea lo ha diseñado para para calcular el consumo de combustible de un vehículo pesado y, por lo tanto, sus emisiones de dióxido de carbono usando una serie de parámetros.
Antes de 2019, no había forma de medir con precisión las emisiones de los camiones. Se evaluaban las emisiones dañinas de sus motores. Pero el motor de un camión articulado que transporta ladrillos usa mucho más combustible y genera muchas más emisiones que el mismo motor con remolque cargado de bloques de gomaespuma.
Si no se pueden medir las emisiones, ¿cómo aplicar una regulación diseñada para reducirlas?
El meollo del problema para los legisladores es que, a diferencia de los automóviles, que en un nivel muy básico son todos muy similares y se utilizan de manera muy similar, los camiones son muy distintos.
Como concluyó la Comisión Europea, hay literalmente millones de tipos de vehículos pesados. Dos modelos pueden tener el mismo motor, pero usar una caja de cambios diferente y tener una configuración de ejes distinta. Pueden tener diferentes neumáticos de un eje a otro. Algunos ejes pueden presentar ruedas simples; otros, ruedas gemeladas. Y, por supuesto, se utilizarán para muy diversos tipos de trabajo.
Pero como VECTO es una herramienta de simulación, puede adaptarse para camiones específicos. Eso significa que puede simular las emisiones de CO₂ y el consumo de combustible de cualquier camión. Al hacerlo, es posible evaluar el nivel general de emisiones en toda la industria, lo que posibilita crear y hacer cumplir la legislación.
La solución, concluyeron los investigadores, fue la simulación del modelo. Esto permite evaluar todo el vehículo, teniendo en cuenta todos sus componentes principales, como el motor, la transmisión y los neumáticos, así como la forma en que se utiliza.
A corto plazo, los fabricantes pueden evaluar sus vehículos antes de que se vendan y los detalles se publicarán para ayudar a los compradores a tomar una decisión más informada.
La Herramienta de Cálculo de Consumo de Energía del Vehículo, VECTO en sus siglas en inglés, es un programa de simulación por ordenador. Cuando este programa se nutre con datos relevantes del vehículo pesado, más información sobre cómo se configura y utiliza ese camión, ejecutará una simulación para calcular el consumo de combustible del vehículo y emisiones de CO₂.
Esto permite que las emisiones de CO₂ se calculen con mayor precisión para un número mucho mayor de vehículos que mediante una simple prueba física.
Para obtener un punto de referencia preciso, se emplea una selección de parámetros estandarizados y realistas para rutas y tipos de uso que tiene en consideración lo siguiente:
A corto plazo, la herramienta VECTO la utilizarán los fabricantes de vehículos (OEM). Utilizarán la información para crear un archivo de información para el cliente. En los concesionarios, esto se incorporará al sistema de ventas para que los clientes puedan comparar inmediatamente el rendimiento de diferentes vehículos. Al comprar un vehículo, recibirán una copia de este archivo cliente para su vehículo específico.
VECTO también ayudará a los fabricantes de equipos originales a evaluar cómo funcionan en el mundo real las las diferentes tecnologías que desarrollan, ya que podrán realizar comparaciones precisas de "antes" y "después". Y, por supuesto, podrán trabajar estrechamente con sus proveedores en nuevos productos, como neumáticos de baja resistencia a la rodadura.